En un escenario marcado por el aumento del sedentarismo y los problemas de salud mental en niños y adolescentes, un colegio de Estación Central decidió ir en contra de la corriente. Mientras el currículum nacional establece solo dos horas semanales de Educación Física, The Greenland School optó por ampliar de forma significativa ese tiempo, llegando a cerca de seis horas de actividad deportiva a la semana en los cursos a partir de 5.º básico.

La apuesta no es reciente ni aislada. El trabajo con el movimiento comienza desde la Educación Parvularia y está a cargo de profesores de Educación Física especializados, una práctica poco común en el sistema escolar chileno, donde este tipo de docentes suele incorporarse recién en los niveles superiores.

Más que una suma de bloques horarios, el enfoque apunta a integrar el deporte como parte central de la experiencia escolar. La actividad física se entiende como un espacio para desarrollar habilidades motrices, fortalecer la socialización y, sobre todo, contribuir al bienestar emocional de los estudiantes.

“Desde 5.º básico hacia adelante nuestros estudiantes tienen cerca de seis horas de deporte semanal, porque como colegio buscamos mejorar los indicadores de sedentarismo y salud mental que afectan a la realidad nacional”, explica María del Pilar Neumann, rectora del establecimiento.

La presencia constante de especialistas en todos los niveles permite ajustar las actividades a cada etapa del desarrollo, favoreciendo una relación temprana y positiva con el ejercicio. El objetivo, señalan desde la comunidad educativa, es que el movimiento no sea una pausa dentro de la jornada, sino una herramienta formativa con impacto en la salud física y emocional.

Experiencias como esta abren el debate sobre el rol que cumple hoy la Educación Física en los colegios y si las exigencias actuales del currículum logran responder a los desafíos que enfrenta la infancia y adolescencia en Chile. En un contexto donde la salud mental se ha convertido en una preocupación transversal, el deporte comienza a posicionarse no solo como complemento, sino como parte de la respuesta.